La Semana Europea de la Movilidad, que coordina el Ministerio para la Transición Ecológica no es ninguna tontería. Es una campaña dirigida a sensibilizar, tanto a los responsables políticos como a la ciudadanía, sobre las consecuencias negativas que tiene el uso irracional del coche en la ciudad, tanto para la salud pública como para el medio ambiente. Es un esfuerzo para convencer al personal de los beneficios de utilizar medios de transporte sostenibles como el transporte público, la bicicleta y los viajes a pie. Es un intento de hacer de las ciudades espacios para las personas, para todas ellas, las que caminan y las que tienen dificultades, las que son adultas y las criaturas. En todo caso, anteponiendo siempre las personas y sus necesidades, a los coches.
Es una iniciativa que refleja un interés creciente y sostenido por analizar una realidad tan cotidiana como son los problemas para trasladarse que se sufren en las ciudades y pueblos. El objetivo es detectar esos conflictos, menores en apariencia, que complican la vida de la gente para intentar ponerles solución. En 2019 se celebra del 16 al 23 de Septiembre en multitud de ciudades de España y Europa.
Hablar de movilidad no sólo es planificar aparcamientos y rotondas, que por otra parte, son elementos que facilitan el tráfico y la seguridad, sino también esforzarse por mejorar la calidad de vida, garantizando la seguridad viaria, protegiendo la sostenibilidad medioambiental.
Por eso, en España, solo en el pasado año 2018, casi 500 ciudades presentaron proyectos. Que además tienen la particularidad de que han de surgir de la participación ciudadana, de la sociedad civil, de instituciones y empresas que tienen que hacer una aproximación honesta a la realidad local para aportar soluciones coherentes y eficaces a los problemas detectados.
En Xàtiva, no es un evento de larga tradición, aunque en realidad, la iniciativa europea está viva desde hace 20 años pero era mucho pedir a algunos gobernantes de la ciudad, ya jubilados, que prestaran atención e invirtieran medios en algo tan cotidiano y vulgar como los problemas de movilidad, habiendo otras inversiones mucho más vistosas y rentables como una plaza de toros. Dónde vamos a parar.
Desde la Mesa de Movilidad creada en Xàtiva a tal efecto, se seleccionaron una serie de actividades que merecieron el reconocimiento externo en forma de premios otorgados al Ayuntamiento. Éste aprobó además hace poco más de un año, un Plan de Acción del Programa de Movilidad Urbana Sostenible. Ya tardaba porque para una ciudad de estas características era obligatorio desde 2011. Debía servir para avanzar hacia una ciudad donde quien caminara, usara la bicicleta o el transporte público tuviera preferencia antes los omnipresentes coches pero será difícil conseguirlo si duerme en un cajón.
Pero este año, en las fechas previstas, no parece que el viento sople a favor. Quizás alguien esté evaluando la experiencia anterior y preparando la del próximo año, pero no hay señales de que en 2019 desde el Ayuntamiento se hayan hecho los deberes. Y es una lástima. Aunque es bien sabido que cada maestrillo -cada concejal- tiene su librillo, parece señal de inteligencia y generosidad mantener lo que ha dado resultados contrastados, innovando con sensatez, allí donde se considere necesario. Como por ejemplo, se ha hecho en la programación teatral. Todo es mejorable, sin duda, pero se trata de dar continuidad a aquellas actuaciones que ayudan a una mejor convivencia y afrontan los problemas cotidianos, impidiendo que se pierdan por los avatares de la política que nunca debiera servir para crear problemas, sino para solucionarlos. Aunque al parecer, esa sea una regla de difícil cumplimiento.